La noche de los bastones largos.
Un viernes 29 de julio de 1966, llegaron ellos en sus camiones y vehículos dispuestos a realizar lo que se había planeado. Era la Guardia de Infantería policial a cargo del General Mario Fonseca. El lugar se llenó de carros y policías armados hasta los dientes. Tiraron gases lacrimógenos y empezaron las corridas. Ellos entraron a la Universidad. La orden era clara, había que apalear a todos y todas sin importar el claustro ni la edad.
Habían ordenes precisas; apalear y desalojar. Sobre todo apalear. Lo peor vendría después.
Había que apalearlos por inteligentes, diferentes, contestatarios, críticos.
Había que apalearlos por pensar distinto. Usaron «bastones» que eran más que bastones.
Usaron la fuerza bruta contra quienes pensaban y enseñaban a pensar.
Fueron apaleados, humillados y detenidos. No podemos olvidar.
El mensaje era claro y también, era claro para quienes iba ese mensaje cargado de violencia. Bastones contra cuerpos e ideas. Bastones contra las ideas y la rebeldía.
Bastones que generaron renuncias y exilio. Fugas de cerebros. Facultades cerradas. Clases que se suspendieron. Intervenciones. Un golpe a la militancia, a la razón, a la democracia y a la vida.
Los nuestros existieron y lucharon, estuvieron ahí luchando, resistiendo como se podía. …¡Hay que traerlos al presente! Han pasado 48 años de aquellos bastones.
Para mirar: https://www.youtube.com/watch?v=ESM2U02xgNw